¿Seré yo que me lo tomo muy a la tremenda? ¿Lo habré provocado yo? ¿Tal vez si hubiera contestado de otra forma…? Mejor no le digo que… no va a ser que… Estos diálogos son frecuentes en las personas maltratadas con relación a su agresor. Si debido al agotamiento emocional al que están sometidas las víctimas son capaces de justificar una agresión física, cuánto más no van a ser capaces de justificar una agresión no patente, aparentemente subjetiva como es el maltrato psicológico. Por ello, es importante informar a las personas acerca de qué tipo de comportamientos no deben estar nunca permitidos cuando se dan de forma repetida.
El maltrato psicológico se subdivide en las siguientes categorías en cuanto a sus manifestaciones:
Maltrato económico o financiero
El maltratador quiere controlar de forma absoluta los recursos económicos de la víctima. Para ello controla sus ingresos, no le permite trabajar, le solicita que justifique los gastos, le obliga a pedir préstamos, le permite un presupuesto de gasto límite, hace las compras para que la víctima no tenga dinero, le corta el teléfono, no le permite el acceso a las cuentas bancarias, le castiga/recompensa con el dinero, etcétera.
Maltrato estructural
El maltratador ejerce un poder sobre la víctima basándose en la desigualdad que, según él le hace superior. Para ello emplea frases para desvalorizarle y con imperativos (por ejemplo “esto es así porque quiero yo”), toma decisiones sin consultarle, le cuestiona las suyas, le recuerda sus fallos de forma persistente, no se compromete a hacer nada por ella, le obliga a asumir responsabilidades, le obliga a mantener relaciones sexuales y la castiga con la indiferencia o el enfado cuando se niega a mantenerlas.
Maltrato espiritual
Se refiere a la eliminación o ridiculización de las creencias o ideales de la víctima obligándole a aceptar las suyas propias. En este caso el maltratador no le deja elegir o minusvalora sus decisiones, constantemente le recuerda que sabe hacer las cosas mejor que ella, no le permite hacer actos acorde a sus creencias o los ridiculiza, habla mal de personas que comparten los ideales de ésta…
Maltrato social
Tiene lugar cuando se aísla a la víctima reduciendo sus relaciones sociales, controlándolas o ridiculizándola delante de éstas. Otras de las manifestaciones son escuchar sus conversaciones, leer sus mensajes de texto o correo electrónico, le restringe las relaciones con sus familiares y amigos, le acompaña de forma obligada siempre que queda con amigos, no le da oportunidades para conocer gente nueva, le ridiculiza cuando habla delante de otras personas, le saca defectos delante de sus amigos, etcétera.
Las consecuencias del maltrato psicológico pueden agruparse en las siguientes categorías:
Consecuencias psicológicas
La primera manifestación es la baja autoestima. Algunos estudios sostienen que las personas con baja autoestima tienen una mayor predisposición a sufrir este tipo de problemas cuando cruzan sus vidas con un maltratador, por lo que en algunos casos la baja autoestima puede ser un antecedente de los mismos. Además es frecuente la experimentación de sentimientos de culpa e indefensión acompañados por niveles elevados de estrés crónico y ansiedad, que en muchas ocasiones son causantes de las secuelas físicas. Por otro lado, el consumo de sustancias o incluso laadicción a las mismas (psicofármacos, alcohol, drogas, etcétera) como forma de huída de la realidad puede ser otra secuela psicológica de los malos tratos.
Consecuencias físicas
Aparecen una serie de trastornos asociados al estrés crónico que puede actuar como predisponente o mantenedor de los mismos. Entre ellos encontramos: alteraciones en el sueño, hipertensión, alteraciones digestivas, dolores de cabeza, dolores musculares, etcétera.
Consecuencias sociales
El aislamiento es la principal repercusión del maltrato. La víctima se siente distinta al resto, cree que nadie la creería por lo que de forma progresiva se va distanciando de amigos, familiares… También puede verse afectado su rendimiento por lo que pueden aparecer repercusiones serias en su productividad laboral o académica.